martes, 3 de marzo de 2020

La escuela del perrodragón, hoy...Luces en la frente


Mi yaya me escribe una carta. Está sentada en el auto de mamá, en el estacionamiento del hospital. Me cuenta cosas que pasan afuera de la terapia intensiva que es donde estoy. Cosas que hacen mamá, papá, la abuela, mi niñera y toda la gente que viene a acompañarlos.
Hace muchos días que alguien se equivocó. A la mañana siguiente me operaron pero no me despierto.
Ayer les dijeron que en  mi cabeza hay solo dos luces, una en mi frente y otra en mi sien, pero que no se unen entre sí.
Yo las veo, son como estrellas lejanas.
Mamá, papá y mi yaya están todo el día en la terapia, van y vienen, y cuando se cruzan en el pasillo, se dicen cosas. Ayer mamá le dijo a la yaya, vos también sos su mamá, y la yaya la abrazó y lloriqueó un poco porque ella es muy dada a lloriquear. Mamá no, mamá es fuerte como el sol.
Los doctores me hacen pruebas. Quieren saber si las luces se apagan, pero no, ahí están.
La yaya me cuenta cosas tristes en su carta, que lloran, que rezan, que discuten.
Todos creen que me voy a ir porque eso le dijeron los doctores.
Yo sé que no. Que las luces van a hacerse más brillantes y se van a unir. También se van a encender luces nuevas y un día, voy a abrir los ojos y aunque me voy a quedar quieto para siempre, volveré a mi casa, tendré una habitación especial, única, y como dice mi yaya, me convertiré en un planeta y a mi alrededor, girarán todos ellos, y pacientes enfermeras que aprenderán a quererme.

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