lunes, 7 de diciembre de 2020

La escuela del perrodragón...hoy, Cien años de soledad


Ayer terminamos Cien años de soledad. Lo leímos a escondidas de mamá como hacemos cada vez que la Yaya me trae un libro donde hay gente más grande que la vida, que hace cosas más grandes que la vida. No sé porqué mamá quiere que lea cosas de gente buena que hace cosas buenas. Mi yaya dice que es porque mamá quiere lo mejor para mí y es muy responsable. También me dice (en secreto para que no escuche mamá) que por mi bien mejor me entero de entrada nomás que los corazones de las personas son más ilegibles de lo que parecen y que la mejor manera de saber sobre eso es leer los libros que leemos a escondidas. No entendí del todo a qué se refería mi yaya porque ella siempre me dice cosas enigmáticas. Enigmáticas es una palabra nueva que había en un libro y mi yaya me la explicó, como siempre que aparece una palabra que suena lindo en algún lado y ella cree que yo, si pudiera hablar,  la andaría diciendo todo el día. Cuando terminó de leer el libro mi yaya se secó dos lagrimitas (es que un poco sensible) y me dijo ¿entendiste Valentino Simón?, y yo le dije sí Yaya, ahora sé que se puede ser hermoso o feo, valiente o cobarde,  bueno o malo, creyente o como vos que no sabes qué sos y da igual, porque al final de cuentas lo que importa es sentirse amado y por suerte de eso yo sé bastante. 

miércoles, 11 de marzo de 2020

La escuela del perrodragón, hoy...Tercer grado



Anoche no dormí porque sé que hoy empiezo el tercer grado y mi mamá me dijo que ya soy un hombrecito y la enfermera me dijo que ya soy un nene grande y mi abuela me dijo ya estoy crecidito. Por eso no dormí. Tenía mucho en qué pensar ahora que crecí tanto.
Hay sol. La enfermera me acomodó en mi silla y me puso frente a la ventana. En un rato llegará mi maestra. Se llama Victoria y es más buena …, también es una maestra diferente a otras maestras, porque no da clases en el aula de una escuela, sino en las casas de los chicos como yo. 
Cuando ella viene vamos a mi aula particular. Mamá la construyó en el patio. Es toda de vidrio para que entren el sol, el cielo, los árboles y los pájaros. A mí me gusta cuando está por llover y entran las nubes negras y arman una tormenta con rayos y truenos y gotas gordas de lluvia.
En mi aula tengo un pizarrón blanco y tizas de colores, un equipo de música y un cajón de manzanas pintado de verde y azul, lleno de libros de cuentos. Mi perro Duke me mira desde afuera. Con el hocico ensucia los vidrios y mamá protesta. A mi perro Duke no lo dejan entrar a mi aula porque como está muy viejo no controla sus súper poderes y cuando se duerme sueña y cuando sueña, zaz ahí nomás se convierte en Dukedragón y con las alas levanta un viento de locos y todo rueda por el piso, el cuadro donde soy el hombre araña, los útiles,  la enfermera y mi hermanito, que siempre anda dando vueltas alrededor mío haciendo lío. 
Mi maestra me canta, me cuenta cuentos, me hace escribir y dibujar tomándome de la mano. A veces yo no tengo ganas de estudiar, entonces me hago el dormido.
Mi yaya dice que como ya entré a tercero, vamos a empezar a escribir cuentos los dos  juntos, a cuatro manos, dice. Yo le digo que los vamos a escribir con dos cabezas y me imagino que con mi yaya somos así, una persona doble, con cuatro manos y dos cabezas y me río porque con cuatro piernas para andar, seguro nos enredamos y nos caemos y rodamos por el pasto, como cuando yo era chico y no estaba así de quieto.
Cuando los días son lindos y yo le presto mucha atención, mi maestra se va contenta. Le dice a mi mamá, preparalo que mañana vamos a visitar la escuela.
Cuando sé que visitaré mi escuela, tampoco duermo la noche anterior.



domingo, 8 de marzo de 2020

La escuela del perrodragón, hoy...Secretos

Hoy hace cuatro años que alguien se equivocó.
Ese día iba a ser mi primer día de clases.
Mi abuela me había hecho un guardapolvo a cuadritos blancos y azules.
Mamá, que es muy organizada porque es ingeniera y también científica, tenía preparada la
mochila con mis útiles desde hacía una semana.
Mi yaya andaba como de costumbre papando moscas, eso dicen que hace mi yaya, pero yo sé que no anda papamosqueando, anda escribiendo cuentos, y también sé que a partir de hoy vamos a escribir cuentos los dos juntos. No le digan a nadie porque es un secreto.
Con mi yaya tenemos muchos secretos, como por ejemplo, saber que Wazowski vive en Santo Tomé, en la plaza Belgrano, bajo un tronco que quedó de un árbol que talaron. Nosotros le llevábamos de comer piedras, que es lo que él come, y se las tirábamos por un agujerito que hay en el tronco.
Ahora que yo estoy más quieto que la princesa Sukimuki, porque una doctora se equivocó, se las llevamos igual, solo que en nuestra imaginación que es casi lo mismo que antes, porque como me dice al oído mi yaya cuando yo me enojo porque no me puedo mover, ¿quién puede decir cuál de los mundos es el real y cuál el inventado? 

viernes, 6 de marzo de 2020

La escuela del perrodragón, hoy...Socializar


Cuando cumplí dos años Yaya dejó de cuidarme todos los días, empecé a verla una vez a la semana y un rato nomás porque mamá y Horacio que es mi terapeuta decidieron que tenía que socializar. Socializar es estar con gente para no volverse un ogro me explicó mi yaya, porque yo estaba un poco triste porque no la iba a ver tanto, así que como no quiero ser verde y gordo y peludo decidí ir a socializar sin hacer ningún escándalo arrastrando mi mochila de carrito como lo hacen los niños grandes de la primaria. Arrastrar mi mochila de carrito en la vereda me gusta porque escucho el crash crash crash que hacen las ruedas al rozar con las baldosas y me imagino que detrás de mí viene un señor, o un perro comiendo y que sus muelas al morder las galletitas hacen crash, o que viene un músico haciendo sonar un instrumento que él inventó y construyó y es único en el mundo, o que viene un dragón con un ala rota, entonces me doy vuelta porque si es un dragón con un ala rota yo se la puedo arreglar porque tengo herramientas y mucha imaginación y mi yaya me dijo que con herramientas y mucha imaginación se puede arreglar lo que uno quiera, y que un lápiz también es una herramienta que puede construir un universo todo entero o arreglar este que tenemos que a veces funciona mal.

martes, 3 de marzo de 2020

La escuela del perrodragón, hoy...Luces en la frente


Mi yaya me escribe una carta. Está sentada en el auto de mamá, en el estacionamiento del hospital. Me cuenta cosas que pasan afuera de la terapia intensiva que es donde estoy. Cosas que hacen mamá, papá, la abuela, mi niñera y toda la gente que viene a acompañarlos.
Hace muchos días que alguien se equivocó. A la mañana siguiente me operaron pero no me despierto.
Ayer les dijeron que en  mi cabeza hay solo dos luces, una en mi frente y otra en mi sien, pero que no se unen entre sí.
Yo las veo, son como estrellas lejanas.
Mamá, papá y mi yaya están todo el día en la terapia, van y vienen, y cuando se cruzan en el pasillo, se dicen cosas. Ayer mamá le dijo a la yaya, vos también sos su mamá, y la yaya la abrazó y lloriqueó un poco porque ella es muy dada a lloriquear. Mamá no, mamá es fuerte como el sol.
Los doctores me hacen pruebas. Quieren saber si las luces se apagan, pero no, ahí están.
La yaya me cuenta cosas tristes en su carta, que lloran, que rezan, que discuten.
Todos creen que me voy a ir porque eso le dijeron los doctores.
Yo sé que no. Que las luces van a hacerse más brillantes y se van a unir. También se van a encender luces nuevas y un día, voy a abrir los ojos y aunque me voy a quedar quieto para siempre, volveré a mi casa, tendré una habitación especial, única, y como dice mi yaya, me convertiré en un planeta y a mi alrededor, girarán todos ellos, y pacientes enfermeras que aprenderán a quererme.